- - ¿Empezamos?
- Cuando quieras…
- - ¿Esto es una auto-entrevista o un ejercicio de
bipolaridad activa?
- - Pues en el formato, quiero decir en la forma, realmente
es una pedantería más que un ejercicio de bipolaridad, y en el fondo es una
auto-entrevista…
- - ¿Una pedantería?
- - No existe un límite o una diferencia entre tú y
yo… Proponer una entrevista entre Pedro Lagarta y Pedro Martínez es una especie
de pedantería…
- - ¿Te consideras pedante?
- - Espero que no sea uno de mis rasgos principales…
- - No hombre, yo creo que en el fondo es un
ejercicio desesperado para no desprenderte de mi…
- - Soy aglutinador, no quiero desprenderme de nada…
Nunca he sabido desprenderme de ti, nunca he querido olvidarte, sin embargo representas
una realidad que ya no existe…
- - ¿Ah no?
- - Eso es, no.
- - ¿Quién era yo?
- - Un seudónimo, una manera de reivindicar algo
importante en una ciudad de provincias…
- - ¿Una convicción?
- - No creo… Más que una convicción eras una manera
de representar algo que había creado yo, que provenía únicamente de mi, algo
que no venía de serie, una postura crítica con el entorno desde lo divertido,
sin malos rollos, una lucha contra el determinismo…
- - Nunca explicas con claridad de dónde vengo, ni
cuando decidiste que yo había llegado… Sin esa explicación esta entrevista
puede resultar algo críptica para la gente…
- - Ese va a seguir siendo nuestro secreto, es digno
de un SÁLVAME DELUXE del futuro…
- - ¿Aclara simplemente si soy un seudónimo o un
apodo?
- - Siempre he querido buscar nombres por los que me
llamaran los demás. Estás más cerca de un seudónimo que de un apodo… Los apodos
te los ponen los demás, los seudónimos los eliges tú y a ti te elegí yo…
- - ¿Y por qué ya no firmas con mi nombre?
- - Como “firma” nunca te he utilizado fuera de
Almería… Sigues estando vinculado principalmente a aquella etapa… Supongo que
eres esa fuerza original que puso en marcha toda la maquinaria en la que luego
se ha convertido mi vida… Aquellos años divertidos, pero también duros, en
cualquier caso muy intensos, donde con la furia que te da la primera juventud,
la adolescencia radical, te muestras de una manera en la que todo lo que has
pensado sobre ti mismo es posible… Luego llegan otros intereses, y la
contundencia de la realidad, además no queda nadie ni nada de lo que rodeaba aquel
momento, todo se ha evaporado, y por lo tanto deja de tener sentido…
- - ¿No queda nadie ni nada? Suena terrible…
- - ¡Qué va! No tiene nada que ver con un sentido
melodramático de la vida… Es un hecho, es una realidad. De aquella época hay
muchas personas que han seguido un camino vinculado a esa energía, algunas de
ellas además han conseguido incluso éxito siguiendo ese camino, fue una época
fructífera… pero yo ya no tengo nada que ver con aquello. Todo se ha
transformado, es una especie de victoria de la vida.
- - ¿No echas de menos aquel momento?
- - No. Y lo digo sin titubear, sin dudas, sin
miedo. Esa época no significó nada para nadie, salvo para los que estábamos
allí… Si los que estábamos allí hemos seguido por caminos diferentes y con
objetivos diferentes esa época no debe volver, y no debe añorarse, al menos yo
no lo hago. Simplemente sería imposible.
- - Parece que hablas de la movida madrileña…
- - Jajajaja… La Movida fue una referencia para mi
muy importante. En aquel momento yo la tenía siempre en mente, y supongo que la
idealicé de una manera delirante como si algo así fuera posible en Almería… De
todas formas si lo analizas todo el mundo habrá tenido su “movida” aplicada a
sus circunstancias… Los que años después están aburridos se empeñarán en
agigantar esos recuerdos para explicarle al mundo que hizo algo importante-interesante,
pero los demás seguirán a lo suyo… Yo ahora sigo a lo mío… Todavía no estoy
aburrido.
- - ¿Pero saliste de una manera natural de aquello?
No quiero recordarte lo importante que era todo para ti…
- - Yo nunca hago nada de forma natural, y menos una
salida... Salí como pude… En ocasiones muy dolorido…
- - ¿Ves como sí hay melodrama?
- - Lo justo, la verdad…Sí que me interesa la manera
en la que poco a poco se va terminando con algo en lo que creías, y también cómo
soy capaz de luchar por lo que me importa hasta el último instante… Si sigues
por este camino acabaré poniéndome melodramático, y en realidad esto no le
importa ya a nadie…
- - ¿Estás seguro?
- - Completamente…
- - Sin embargo aquí me tienes hablando contigo, y
dices que yo soy “aquella época”…
- - Bueno, tú eres el equivalente al niño interior que
tan de moda se puso en la vertiente “terapéutica-psicologista- autoayudera-new
age” de finales de los noventa… Yo no tengo niño interior, tengo una lagarta
interior.
- - Me parto…
- - Lo digo en serio… a veces tengo que recordar de
dónde vengo, y cómo he llegado hasta aquí, lo que tú esperabas de mi, lo que he
conseguido y también lo que he perdido. Y todas las veces que te he dejado de
lado, y sólo porque vete tú a saber en qué tontorrona estaba pensando…
- - ¿Y en qué tontorrona pensabas?
- - Pues ha habido unas cuantas, la verdad, pero en
general alguna que me tendría absorbido, intentando entenderla… Y yo es que a
ti tengo que cuidarte porque las que te iban a cuidar se han marchado… Ya no
tengo tiempo para tontorronas.
- - ¿Te han entretenido mucho?
- - Bastante más de lo deseado, pero esa también es
mi responsabilidad, así que al final al mirar atrás no quedan muchos culpables…
- - Asumir responsabilidades es de buena persona…
¿Eres buena persona?
- - Soy muy imperfecto, pero no soy mala persona, lo
que tampoco quiere decir que sea bueno, sólo sé que he generado mucha felicidad
a mi alrededor… He creado espacios y situaciones que tenían que satisfacer a
las personas a las que he invitado a participar de esas experiencias... Ayer
miraba a mis alumnos de Cuenca y pensaba: lo he vuelto a conseguir. Luego cogí
el autobús y me volví a Madrid, pensando en mis cosas…
- - No voy a preguntarte por Cuenca porque sé que
tienes preparado un especial…
- - Exactamente.
PRESUNTA
ADOLESCENCIA.
- - En tu anterior post decías que te sentías como
un adolescente, ¿tiene eso algo que ver conmigo?
- - Absolutamente… Llevo años entendiendo la
creación como una profesión a la que me he entregado de forma incondicional, y
esa entrega implicaba una especie de sometimiento de todas mis urgencias, y de
repente me siento preparado para pasar de todo, para volver a hacer lo que me
de la gana… Tengo ganas de darle prioridad a una manera muy descarnada de
relacionarme con el teatro, como cuando firmaba como Pedro Lagarta. Es decir,
cuando sólo me dejaba llevar por la intuición. Pero entonces era tan joven que
no tenía que ganarme la vida. Ahora sí. Eso lo ha cambiado todo de forma
irremediable. Y ha vuelto el determinismo…
- - O sea, estás hablando de “derrota”…
- - No del todo, estoy hablando de entender el
contexto y darse cuenta de lo que realmente tienes que hacer…
- - A ver, a ver, que yo me aclare, porque cuando te
pones en plan esfinge tebana lanzando enigmas no hay quien te pare…
- - No hay para tanto, si la “movida” existió, en
cualquier caso, es porque el contexto social y cultural necesitaba de la
movida. Nuestro contexto, el tuyo y el mío, es otro desde hace mucho tiempo. Lo
que pasa es que no nos habíamos dado cuenta…
- - ¿Entonces te referías a una cuestión “creativa”
cuando hablabas de “adolescencia”? Todo el mundo creía que se trataba de algo
más “vital”…
- - No hay diferencia… Si necesito comunicarme así,
es porque mi vida se ha colocado en un punto en que mis impulsos vuelven a ser
prioritarios como cuando era adolescente… Tengo que decirte que mi estilo de
vida sigue siendo adolescente, aunque pasa el tiempo sigo sin haber hecho nada
propio de mi edad… ¡Y lo que te rondaré, morena!
- - Y tú tan contento…
- - Más o menos… Cada vez con más sensación de responsabilidad.
Es decir, sabiendo que TODO ESTO pasa factura…
- - O sea, que te estás complicando…
- - En cierta medida sí…, pero sin hacer mucho
ruido… Pero sí, últimamente he prescindido un poco del chaleco antibalas…
- - ¿Y qué vas a hacer?
- - Por una parte volver a saltar al vacío, y por
otra parte terminar un proyecto que podrías firmar tú.
- - ¿Ese proyecto no es “el salto al vacío”?
- - No, ese proyecto es un gusto que me voy a dar…
- - ¿Me dejarás firmarlo?
- - No creo, como te expliqué antes ya no tendría
mucho sentido…
- - Vaya por Dios…
- - No sé aún qué voy a hacer contigo, no insistas…
- - ¿Y el salto al vacío?
- - Pues voy a intentar explicarlo… A veces pienso
que en otra “cultura social”, como por ejemplo la norteamericana, yo sería un perdedor… Adoro la cultura
norteamericana y sobre todo la entiendo, sin embargo lo que nos queda de cultura
europea y el neocontexto-“crisis” hacen que me pueda sentir bastante satisfecho
conmigo mismo. Creo que soy alguien que está justo donde quiere estar, y
alguien que ha conseguido lo que quiere más que un triunfador es un ganador… Me
veo como un perdedor que gana… Así que mi salto al vacío consiste en volver a
hacer cosas de perdedor convencido de que se trata de una victoria. Y hasta
aquí puedo leer…
- - Menos mal que te conozco, porque si no yo no me
enteraría de nada…
- - La gente entiende más cosas de las que creemos tú
y yo. Además, esta entrevista sólo la van a leer personas que me conocen, así
que no es tan grave…
- - Este blog tiene muchas más visitas de las que
crees, por ejemplo tiene muchas visitas desde Argentina… ¿Crees que los
argentinos que trabajaron contigo te conocen?
- - No lo sé, pero mis tres visitas argentinas
fueron muy importantes a nivel personal y allí aprendí mucho y mostré algunas
de mis mejores facetas… yo los extraño en general, y además algunos de ellos
son importantes en mi vida y tendrían las puertas de mi casa abiertas…
- - ¿Y tu corazón está abierto?
- - Mi corazón se abre en muy pocas ocasiones, pero
aspiro a que se sepa interpretar. Un buen interprete es una buena opción…
SAN
VALENTÍN
- - Has decidido publicar esta entrevista en San
Valentín… ¿Estás enamorado?
- - Siempre estoy enamorado.
- - No vale…
- - Jajajaja…
- - Quiero saber si te gusta alguien, si te acuestas
con alguien, si alguien te tiene el corazón entretenido…
- - Pues sólo te puedo decir que últimamente hablo
más que nunca de mis emociones a un nivel cotidiano, pero de ahí a contestar
estas preguntas en un blog hay un abismo…
- - Algo, por favor…
- - Pues ahora tengo dos esposas insatisfechas, una
de Murcia y otra de Madrid. Ambas aparecieron en mi vida mientras me alejaba de
todo lo que suponía Almería, es decir, de todo lo que suponías tú, y nunca
pensé que años después iba a vivir con ellas… Y de repente somos tres en casa.
Y además, de momento se llevan muy bien entre ellas.
- - ¿Y por qué están insatisfechas?
- - Primero por sus propios asuntos y segundo porque
yo no puedo darles lo suyo…
- - ¿Una de Murcia y otra de Madrid?... ¿Te das
cuenta?
- - Me estoy dando cuenta mientras charlamos… Son
las dos ciudades donde he tenido casa, donde he vivido. He estado en muchos
sitios, pero casa sólo he tenido en Almería, Murcia y Madrid, así que este
“hogar” supone una síntesis de mi trayectoria… Es una santísima trinidad
geográfica y ahora también personal…
- - Háblame de Madrid…
- - Madrid era la ciudad donde vivían los personajes
de Almodóvar, y yo quería pertenecer a ese escenario… seguramente si hubiera
visto las películas de Paul Morrissey antes que las de Almodóvar hubiera
acabado viviendo en Nueva York… He apostado por Madrid y aquí estoy. En este
momento no me veo en otro lugar y eso que el panorama es muy distinto al que yo
imaginaba…
- - Háblame de Murcia…
- - Murcia es una ciudad donde fui feliz, pero llegué
sabiendo que me tenía que marchar cuanto antes… Era una ciudad de paso.
- - Sin embargo no terminas de irte de Murcia… ¿No
te da miedo?
- - ¿Cómo?
- - Pues eso, que no terminas de irte de Murcia…
- - … ¡Madre mía!... Ya sé por dónde vas y quiero
que sepas que me planto… Por ahí NO. Aunque te diré que sí, que me da miedo…
- - Pues yo no me planto, que para eso es San
Valentín… ¿No es una paradoja estar bien en un lugar y querer marcharte de él?
¿Te sucede igual con el amor?
- - Puede parecer una paradoja, pero todo depende de
tus aspiraciones… y prefiero seguir hablando de “lugares”…
- - Yo prefiero hablar de “territorio murciano”…
- - Bueno, pues como quieras… Pero ¿quieres que te
explique la paradoja o no?
- - Explica, explica…
- - A veces para llegar al “lugar” que quieres hay
que pasar por un sitio intermedio… Lo que no quita que en esos territorios
intermedios encuentres razones para estar bien… Por cierto, nunca he
considerado a las personas como “puntos intermedios”.
- - ¿En el amor no hay punto intermedio?
- - Claro que no. La gente se asusta al hablar de
amor. Creo que es una palabra que ha terminado significando exactamente lo
contrario de lo que significa. Por ejemplo cuando alguien dice que “le da miedo
el amor”, lo que está diciendo es que “le da miedo el desamor”. Yo sé que el
amor no es igual al desamor y siempre he sabido si estaba enamorado desde el
minuto uno, aunque tardara años en asimilarlo y/o verbalizarlo. Pero cuando
estoy “enamorado” no tengo miedo, tengo ganas… En el amor hay evolución, nada
más, va creciendo y adoptando formas más solidas, o incluso más formales… El
amor porque sí no me parece un tema muy interesante, la verdad…
- - Pues tú has hablado mucho de amor en tus
propuestas teatrales…
- - No exactamente…, pero sí del impacto del amor, o
de algunas maneras de amar que implicaban conflictos más complejos… Amar no
depende de uno sólo, salvo que te ames a ti mismo, que es una obsesión
recurrente de nuestra época… La gente tiene sus propias movidas y es una
lástima que a veces no estemos en la misma onda… Tú puedes intuir que algo
funcionaría, pero lo que tienes enfrente se está preocupando de otra cosa y no
va a tu ritmo… Pues o cambias de ritmo tú o se queda en el camino…
- - ¿Y tú que prefieres?
- - Yo estoy dispuesto a cambiar de ritmo, pero
también estoy dispuesto a dejar en el camino cuanto antes lo que no va a
funcionar…
- - La estás liando parda, fijo…
- -Digamos que estoy intentando hacer las cosas de
otra manera, y no tengo ni idea de cómo hacerlas claro…
- - Ja,ja,ja,ja…
- - Me preocupa perder el control, cosa que a ti te
encantaba…
- - ¿Te acuerdas?
- - Calla, calla…
- - Siempre has tenido un significativo sentido de
la intimidad, pero hoy con el Facebook y con las redes sociales la gente lo
cuenta todo con mucha naturalidad…
- - Y por eso ya nada es importante…
- - ¿Tú crees?
- - Da igual lo que yo crea… Pero aprovecho para pedir
disculpas a tod@s los que se sienten desatendid@s por mí en las redes sociales…
Lo siento, no me he adaptado, no me siento cómodo del todo, no tiro la toalla pero
no es mi medio, es lo único que me hace sentir como de otra época… No me gusta
wasapear, sigo dándole valor de sms a los mensajes, no consigo compartir cada
paso que doy en el Facebook, no me gusta ver la tele y leer tuits al mismo
tiempo, etc, etc…
- - ¿Te sientes “old fashion” o tiene su puntito
“guay” decir que no te adaptas a las redes sociales?
- - Pues ni una cosa ni la otra… Simplificando tiendo
a sentirme cómodo o incómodo, y para mí siempre ha sido importante que no me
hagan sentir incómodo… Lo único que me preocupa del tema “redes sociales” es
que eso me aleje de la realidad de otras personas que me importan y que sí
saben divertirse así… Eso sí que me asusta un poco.
- - Al fin un poco de miedo, menos mal…
- - Antes también he hablado de miedo, pero te has puesto
como una moto y no te has dado ni cuenta…
- - ¿Ah sí? ¿Cuándo hablábamos del “territorio
murciano”?
- - Anda, déjalo ya… Ni Murcia me necesita a mi, ni
creo que haya que volver a los lugares donde has sido feliz…
- - ¡Mira que eres redicha!
- - ¿Cambiamos de tema?
TITULAR
FINAL
-
- - Dame un titular para terminar por hoy…
- - Estoy preparando un espectáculo que se estrenará
en Madrid a mitad de marzo, en el teatro Fernán Gómez. En este momento estamos
en fase de pre-producción y cerrando el reparto. Es un espectáculo muy importante
para mi, porque es una síntesis de mi aportación al mundo del teatro lírico.
Por primera vez me he dado la oportunidad de interpretar ese mundillo al que
llegué, así de pronto, y tantas experiencias impagables me ha regalado.
- - ¡Guau!... ¿Es un espectáculo de ópera, de
zarzuela?
- - El espectáculo toma como base la vida del
compositor Jacinto Guerrero, que es un autor con el que yo he terminado
generando un vínculo muy especial, y creo que era el momento de corresponderlo.
Pero no es una zarzuela, no es una ópera, y sin embargo puede hacer disfrutar
tanto al fan de lo lírico como al que no le interese nada ese mundo. Lo he
escrito yo y, de hecho, en su esencia están una serie de complicaciones conceptuales
de las que sólo me dado cuenta cuando hemos empezado a diseñar la campaña de
promoción.
- - ¿Tiene que ver con ese proyecto descarnado del
que no paras de hablar?
- - No, ese proyecto se estrenará a finales de año,
o al menos a mi me gustaría que coincidiera con la Navidad… El espectáculo de
Guerrero es una cosa más blanca, menos agresiva, pero muy personal también.
- - ¿Y con quién cuentas en el equipo?
- - Pues de momento no voy a decir nada, pero ojalá
que estén algunas de las personas importantes que han hecho posible que este
proyecto se realice, y además sea la oportunidad de conocer a gente que siga
sumando…
- - ¿Te consideras leal con la gente que te
acompaña?
- - Hasta límites insospechados… A veces echo de
menos tener una posición más privilegiada sólo para darle oportunidades mejores
a las personas que se han dejado la piel a mi lado… No me siento en deuda con
nadie, pero sí con ganas de agradecer infinitamente…
- - ¿Vas a echar de menos a alguien?
- - Sí. Echaré de menos sólo a una persona.
- - ¿Lo dejamos aquí?
- - Perfecto… ¿Qué te pasa…, te has puesto triste?
- - Me apena un poco que no me llames para tu
proyecto en el Fernán Gómez…
- - ¡Qué boba!... Este estreno tiene mucho que ver
contigo, porque también tiene mucho que ver conmigo.
Una de las películas de Paul Morrissey... ... y la cena de San Valentín 2014 con mis dos esposas insatisfechas. |